• Comparto aquí otra reflexión que, al igual que los dos pasados, sigue mis intereses por la estética, por la visualización y por la lectura. Añado también una imagen que, aunque no fue creada en la península ibérica ni se tiene una fecha exacta, ha sido la causante de visualizar y entender Siervo libre de amor como una obra estética que forma un tríptico. La estructura narrativa, la enmarcación que se da mediante los poemas y la circularidad de la narrativa son los principales elementos que figuran y cuestionan la estructura narrativa de la obra de Juan Rodríguez del Padrón.

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    Siguiendo las bases de la estructura narrativa que presenta Emil Volek en Metaestructuralismo, las cuales señalan que “[e]l dominio narrativo, tal como el universo del discurso mismo, es un tipo de espacio potencial multidimensional” (169), se puede entender la funcionalidad de los poemas que Juan Rodríguez del Padrón presenta en Siervo libre de amor. Igual que la “estoria de dos amadores”, los poemas que se incluyen en el texto son una historia enmarcada e intercalada, pero la función de los poemas es doble; introducen y marcan la historia principal del mini romance de Rodríguez del Padrón.

    Como se ve en el análisis profundo de las teorías literarias en Metraestructuralismo, la estructura narrativa se ha propuesto de diferentes maneras a través de los años, desde Aristóteles que entendía el arte como algo autónomo de la realidad física, hasta el posestructuralismo que reduce a la literatura en temas homomorfos e invariantes. Sin embargo, fue hasta que el formalismo ruso intenta establecer una metodología para el entendimiento literario que se reconoce y se explica la narratología. Han sido varios los aportes de todas estas escuelas teóricas literarias, pero la principal contribución para el propósito de este ensayo es cómo se construye la historia. Los formalistas rusos, a pesar de las limitaciones que imponían a la historia, favorecen a este entendimiento con sus conceptos fábula y siuzhet. Ambos conceptos empleados por Vladimir Propp y Victor Shlovesky explican que toda historia debe tener una secuencia y esta a su vez está conformada por un principio y un final. Obsérvese cómo desde aquí se puede explicar que los poemas que utiliza Rodríguez del Padrón en su narración son una historia enmarcada, pero no por ello son independientes de la historia. Esta no independencia se puede entender tomando en consideración que “el comienzo y el fin de la historia modelo están impuestos a la cadena potencial infinita de los ciclos, de la cronología o de la causalidad” (Volek 170), por lo tanto, los poemas son también historia intercalada ya que se intersectan con la prosa.

    El poema final, que antecede a la “estoria de dos amadores” trata del amor no correspondido y este estado del hombre es ejemplificado con el mito de Narciso y la ninfa Eco. La voz es el tema principal del poema y figura la representación de Eco.
    Alegre del que voz
    un día, tan plazentera,
    a que decir vos oyese:
    ¿ay alguno que me quiera?
    y ninguno vos quisiese
    Malquisto de vos y quanto
    paso la desierta via,
    amadores, con espanto,
    fuyen de mi compañía.
    Tal querer vos requierese
    demandar, sin más espera. (22)
    Con este poema no sólo se introduce la trama principal del cuento que prosigue, también introduce el reflejo de lo que será la segunda temática introducida por el propio autor en su prólogo. Esta trama principal del cuento se concibe a través de tres personas, Ardanlier, Liessa e Irena. Los dos primeros personajes consiguen el amor correspondido mientras que Irene no lo obtiene. La muerte de Ardanlier y Liessa indican la importancia de Irena señalándola como personaje principal, así mismo, comparándola con la mal amada Eco. Con esto, se puede ver que tal como como indica Volek sobre Las mil y una noches y sobre los enxiemplos de Juan Manuel, la historia intercalada, es decir el último poema, “funciona, metafóricamente, como mediación entre las partes de la metahistoria enmarcadora. Sin la historia intercalada la narración en el nivel enmarcado no se sentiría como una historia” (174). El poema abre paso al nivel de meditación y por lo tanto a la solución de la historia. Tal como pasa en Las mil y una noches, la función principal de los cuentos enmarcados, en este caso “estoria de dos amadores” dentro de Siervo libre de amor es de salvación o liberación personal. Es decir, puede decirse que el cuento intercalado y enmarcado aparece como desajuste y conflicto que resuelve el final de la historia. Si bien se indica en Metaestructuralismo “la mediación puede presentarse tanto en forma de un proceso narrativo como en forma de un marco para la actividad mediadora realizada por el lector” (Volek 166).

    El restablecimiento del personaje que se da a través de la historia de los dos amadores, el correspondido y no correspondido, se refleja en el poema final de la obra. Esta recuperación psicológica, aunque no muestre un utópico final feliz es una situación estable. Esto se puede ver tanto en los primeros conjuntos de versos como en los últimos del poema que cierra Siervo libre de amor:
    Aunque me vedes así,
    cativo, libre naçí. (36)

    Los que me vieren así,
    no hayan a maravilla
    mi grave cuita y manzanilla,
    que tal señora perdí.
    Por lo qual, por tribulança,

    cantaré con amargura
    ya, señora en quien fiança,
    cativo de mi tristura. (39-40)

    Como se puede ver, las dos imágenes que componen estos dos grupos de versos no son de un final feliz sino de una estabilidad mental y emocional. En la primera imagen poética se puede apreciar cómo la libertad del yo poético invierte la posible infelicidad de la imagen que otorga la palabra cativo. Siendo libre del amor sentimental, en la estrofa final se ve que en el cantar de la pérdida hay una estabilidad emocional.

    Como se ha analizado hasta este punto los poemas que se intercalan con la historia tienen también la función de encuadrar o enmarcar cada historia. Ya en el prólogo se enmarcan las tres historias puesto que se señalan cada una de ellas: “la primera parte prosigue el tiempo en que bien amor y fue amado, … La segunda refiere al tiempo que bien amor y fue desamado, … La tercera y final trata el tiempo que no amó ni fue amado,” (10). Los poemas constituyen la primera situación, el bien amar, en la cual se comienza a cuestionar a qué se refiere el yo poético con amar y ser amado. El marco central, “estoria de dos amadores”, compone el segundo tiempo de amar y no ser amado, recuérdese que, aunque existía un amor correspondido, Irena no fue correspondida por Ardalier. El poema final constituiría el momento de no amar ni ser amado.

    Con la combinación de las tres historias Rodríguez del Padrón construye un círculo. Esto se puede observar en el final de la historia puesto que se establece mediante la pérdida; siguiendo el modelo establecido por Todorov, vemos que en Siervo libre de amor la organización lógica se invierte. El mini romance de Rodríguez del Padrón no comienza con una situación estable ni termina con un final feliz. Por el contrario, aquí el yo poético no tiene nada, gana y después lo vuelve a perder todo haciendo con ello una historia circular y no lineal. La composición circular hace de Siervo libre de amor una composición estética. Mediante la historia intercalada y la enmarcada se forma en Siervo libre de amor un tríptico característico del siglo XV y proveniente de la pintura flamenca.  Este efecto estético se logra gracias a la secuencia narrativa, es decir se debe al siuzhet que “descentra las conexiones lógicas de los sucesos establecidos en la fábula” (Volek 175).

    Si bien se ha demostrado que sin poema no habría historia, también se ha visto que los poemas y la “estoria de dos amadores” tienen una función extra dentro de su estética. Tal como en un tríptico de su tiempo Rodríguez del Padrón marca, desde el principio de su narrativa, una percepción muy de la época: el tríptico y su temática, el sexo, el amor y el matrimonio. Por ello, considerando los aportes estéticos y extra estéticos que se le han dado al texto literario, sería interesante seguir una lectura tríptica, es decir, cuestionar cómo leer Siervo libre de amor. El texto visual de un tríptico se puede seguir de tres maneras, es posible leerse del centro hacia fuera, de derecha a izquierda o de izquierda a derecha y, puesto que Rodríguez del Padrón no finaliza la historia con un final lineal sino circular, este tipo de lectura tal vez podría ser posible.

     

    Obras citadas

    Rodríguez del Padron, Juan. Siervo libre de amor. Ed. Enric Dolz. Lemir, 2005.
    Volek, Emil. Metaestructuralismo. Poética moderna, semiótica, y filosófica de las ciencias. Narrativas sociales. Editorial Fundamentos, 1985.

    Bosch.Trittico del Fieno. Madrid, Prado [n. 21]