• Angel Perez started the topic El ajedrez en la corte in the forum Libros de caballerías 7 years, 7 months ago

    El ajedrez en la corte
    Hoy en día se considera mayormente al ajedrez como mero pasatiempo, pero la historia de este juego dice lo contrario. A pesar de que existen una gran cantidad de hipótesis sobre su origen, el ajedrez parece haber sido inventado en la India con el nombre de chaturanga (y por supuesto no se trataba del juego de ajedrez tal y como se conoce actualmente). Con el paso del tiempo, ese instrumento lúdico y moral fue evolucionando y transmitiéndose de población en población, de geografía en geografía, hasta que los árabes lo introdujeron en la Península Ibérica alrededor del siglo X. Pronto se extendió por toda Europa y obtuvo la atención de monarcas y nobles.
    Tal es el caso de Alfonso X El Sabio que supo de la importancia del ajedrez en su corte. Su transmisión de la cultura oriental se ve reflejada en la escritura del Libro de ajedrez, dados y tablas, manuscrito del año 1283 finalizado en Sevilla en dónde se recoge, traduce y amplía una serie de textos árabes. Procedente de la Capilla Real de Granada, actualmente se encuentra en la Biblioteca del Escorial y está intitulado como “Otro libro de a folio en rromanze escrito demano en pergamino contiene las diferencias dell juego de ajedrez autor el rrey don alonso el savio”.

    Caballeros de la orden de Santiago jugando al ajedrez. Biblioteca de El Escorial.
    Junto con el ejemplo peninsular Alfonsino, la Biblioteca Nacional de España posee en su archivo una auténtica reliquia en relación al juego de ajedrez, un manuscrito del siglo XV compuesto de 46 hojas de pergamino titulado Tractatus de ludo scacorum (tratado del juego del ajedrez). Con quince miniaturas de gran colorido y relacionadas a este juego, el manuscrito llegó a la Biblioteca Capitular de Toledo como parte de los manuscritos de la biblioteca privada del cardenal Francisco Javier Zelada en 1798.</p>
    Este tractatus alberga en su interior una versión reducida del texto latino Liber de moribus hominum et officiis nobilum sive super ludum scaccorum, que fui escrito por Jacobus de Cessolis a principios del siglo XIV. El ajedrez se presenta como una clara alegoría a la sociedad medieval: el tablero representa a la ciudad con los dos reinos enemigos y las piezas con sus respectivos movimientos poseen un significado moral de cómo proteger al Rey y la Reina por parte de los nobles, es decir, alfiles, caballos y roques, y en última instancia, pero con una funcionalidad trascendental están los peones, es decir, aquellos que sustentan la ciudad (posaderos, labradores, mercaderes o herreros).

    Ajedrez y ciudad al fondo. Biblioteca Nacional España.
    A través de los movimientos de todas estas piezas, los jugadores se entrenaban en variedad de estrategias de combate: cómo asentar un campamento y tenerlo protegido, cómo ordenar los ejércitos para conseguir la victoria, cómo establecer posiciones defensivas y resistir el ataque enemigo o cómo tener paciencia y buscar el punto débil del contrincante. A pesar de ser un juego (y por lo tanto pasatiempo), los monarcas y los nobles se beneficiaban del ajedrez para llevar a cabo con éxito sus periplos bélicos. No solamente se trataba de pasar un buen rato, sino que además de ser productivo desde un punto intelectual, este juego tan popular en la Edad Media servía como herramienta ficticia de familiarizarse y entrenarse para las estrategias de combate en una situación real.

    Hoy día se ha perdido el sentido de este juego en gran medida. El ajedrez es prueba fehaciente de cómo ciertos instrumentos que poseían una importancia social, bélica e intelectual han llegado al siglo XXI como simples pasatiempos, de los que es verdad que todavía algunos jugadores sacan provecho. Obviamente, y por motivos de la modernización, la sociedad actual no tiene necesidad de diseñar tácticas mediante el ajedrez, lo que no significa que juegos como este sean desestimados, sobre todo por niños, en favor de otros muchos quehaceres totalmente menos productivos.