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                A mitades del siglo XV se produce un invento maravilloso donde los “libros” se pueden fabricar de manera mecánica. Este invento que revolucionaría las sociedades permitiría que la cultura por fin pudiera ser distribuida a personas que durante mucho tiempo tuvieron que privarse de este tipo de conocimiento.

    Una de las grandes ventajas de este invento fue la creación de una industria, donde los trabajadores se reunían en un taller de imprenta e iban produciendo ejemplares. Este tipo de trabajo en cadena permitía la fabricación de puestos de empleo concretos como podían ser los de batidor, corregidor, copista, etc. Todo esto en teoría en un ambiente mucho más cómodo y menos duro que el ambiente rural de aquella época, trabajo muy sacrificado, al aire libre y donde los resultados y beneficios estaban siempre sujetos a merced de las inclemencias del tiempo. Además, los ejemplares dejaron de copiarse a mano, tarea muy costosa, fatigada y lenta. Otra ventaja significativa y ya mencionada sería el hecho de que el conocimiento podía ser conocido por capas populares que anteriormente no tenían acceso a él, aunque en este punto en particular los expertos difieren. El conocimiento antes de la imprenta era un privilegio y pertenecía a gente de la aristocracia o religiosos, ya que la mayor parte de la población era analfabeta. La imprenta hizo posible que los conocimientos religiosos, políticos o científicos se pusieran al alcance de gran parte de la población y que las capas populares tuvieran acceso a la lectura.

    Para concluir, la imprenta permitió la difusión de información de una manera mucho más rápida y ayudó a la difusión de ideas a gran parte de la población. Esta “democratización” del conocimiento permitiría sociedades menos incultas y más exigentes con lo que la imprenta sería una de las causas de la cultura renacentista posterior a la segunda mitad del siglo XV.